En mitad de una semana aderezada con borrascosos días, las isobaras previstas ayer para hoy, parecían indicar una tregua de al menos unas cuantas horas para el día de hoy. Acertó el modelo de previsión, y acerté yo lanzándome al monte.
En esta ocasión, la comarca del Nansa, la que me vió crecer como naturalista, fue la que escogí para hacer un inventariado de aves para colaborar en la elaboración del Atlas de Aves Invernantes que se está elaborando desde hace ya 2 años a nivel nacional.
La mañana estaba despejada. En el en fondo del valle, el termómetro del coche marcaba 3 grados, que ayudados por la humedad, quitaban las ganas de salir sin jersey.
Las primeras vargas, picaparriba, encendieron la estufa corporal. En un cuarto de hora, la manga larga sobraba. Era una mañana estupenda, en la que incluso algún pájaro se animaba a lanzar cantos territoriales más propios de la época nupcial, en primavera.
Las primeras nieves, espolvorean las laderas de la desconocida Peñasagra, y un pequeño bando de Chovas piquirrojas, rondan una brañuca en el brezal, pastada por una cabaña de vacas. A mi paso, la cabaña se abre con miradas curiosas ante tan inesperado visitante. Cualquier parada, o gesto, tal como abrir la carpeta, provoca carreras a modo de cortas estampidas en el grupo. Mucho Pico picapinos, a lo lejos, en Gandarillas, se escucha el reclamo del Pito negro, o "picón", como le llama mi tío. Todo es anotado.
Rastros de corzo, de venau, de jabalí, de tasugu. Cuervos, Cornejas y Arrendajos. Capuchinos, tocineros y Mitos. En aves rapaces, la cosa estuvo muy pobre. Tan sólo un macho de Cernícalo vulgar se dejó ver. Ni Busardos, ni Gavilanes, ni tan siquiera el tan fácil Buitre Leonado, que daba la sensación de que hubiera tenido festín hasta altas horas ayer en otro valle.
Y lo mejor de hacer esto al lau del pueblucu es, que llegas y tienes una silla preparada con comida calentuca, que siempre se agradece. Una buena sobremesa, unas parlotás frente al fuego que calienta los pies, y al final de la tarde, un besu de mi ahijada al llegar del colegio. ¿Cuánto vale un día así?
Como haces que apuntas para la foto, jeje. Saludos...
ResponderEliminarAsi que en lugar de estar apuntando las aves del Nansa, tu ahi, preparando la cámara en medio de los transectos para hacerte fotucas con las montañas de fondo....no me extraña que no vieras ni los buitres encima de tu cabezota!! jajaajajajaja
ResponderEliminarVaya par de 2...
ResponderEliminarcuanto envidia lin. El otro día estuve entre peñasagra y peñalabra, mucho viento, hayedo inmenso y nada de nada, ni un pito, ni un agateador ni un carbonero ni una triste bisbita en un prao. Habrá que volver!!!
ResponderEliminarPolaciones, la miel del Nansa chaval!! Un saludo.
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