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martes, 22 de noviembre de 2011

Esta para los pajareros

A esos aguerridos naturalistas que disfrutan viendo todo tipo de aves, y que lo hacen de manera especial con algunas especies más difíciles de localizar. El sitio dónde yo vivo, tiene un atractivo para este colectivo, pues aquí es común el Pico Mediano, un pájaro carpintero que se ve en zonas muy concretas de España, como los robledales de Izki, o el otro gran núcleo, que es este de Cantabria occidental y montaña palentina-leonesa.
Hoy avanzada la tarde, decidí subir robledal arriba. Casi al principio de la ruta, levanté una decena de Torcaces que estaban en el suelo, probablemente comiendo bellotas. Salieron volando, y sólo quedó un pájaro, que resultó ser este Pico Mediano. Cerca, un Trepador Azul reclamaba.
Subí hasta un collado, y de ahí, por un cordal curioso que sepera robledal de hayedo. Y por aquellas cumbronas, la niebla me atrapó. No tenía mayor problema, porque es una montaña rodeada por una pista en su base, osea, que bajara para dónde bajara, llegaba a una pista. El aspecto fantasmagórico del bosque en el final del otoño, en el que a ratos sólo podía divisar los troncos hasta 10 m de distancia, provocó que subiera hasta un trozo bastante más arriba de dónde yo quería. Me di cuenta cuando encontré unas rocas con 2 tejos. Viendo ese rincón tan particular, sabía a ciencia cierta, que allí, no había estado yo nunca. Me tiré hacia un lado, y después de andar otros 10 minutos, la niebla se levantó un instante, lo justo para que yo me situara. Comencé a bajar por la ladera, y cuándo llegué a enlazar con la senda que buscaba, en una brañuca, comenzó a llover. Así pues, tuve que darme bastante prisa para mojarme menos, y para no llegar totalmente a oscuras. El regalo que me bajé, fue esta foto.

viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Apártate chaval!

Era a principios de los 90, y yo, que tendría unos 11 años, iba por la cuneta de la pista buscando las puestas de Rana Bermeja, a la par que buscaba huellas de corzo, de zorro, o de tejón, mis favoritas por aquel entonces. Esto era cuándo en el valle de Gormeján, se criaban dos de las mejores cabañas de tudanca de la comarca del Nansa.
Y precisamente del monte bajaba una cabaña de ellas. Eran las de Los Tinucos. Tinín, el difunto Tinín, me voceaba ya de lejos. Por delante de él, las vacas bajaban alborotadas. Tenía ya las vacas encima y Tinín gritaba cada vez más, pero yo le oía cada vez menos, pues los campanos  ensombrecían sus palabras. Entre las vacas, un bicho más grande y oscuro...¡un toro! Fue entonces cuándo entendí las palabras de Tinín:
-¡Apártate chaval! ¡Apárte que te lleva!
Yo por un lado tenía un talud con alambrado, y por el otro un bardal antes de una pared de piedra, por lo que poco escape tenía. Me puse del lado del bardal, al borde del mismo. Las vacas tenían casi 6 m de anchura para pasar, pero Tinín no lo tenía claro y seguía mandándome apartar.
-¡Chaval apárte que el toru baja bravu!
No me quedaba otra, como pude, y con el toro a pocos metros, con paso firme hacia delante, y sin perderme de vista, no podía esperar más, así que me lancé al bardal. Probablemente no me hubiera hecho nada, pero cuándo Tinín me advertía, por algo sería. Al pasar la última vaca y llegar él a mi altura, me ayudó a salir del bardal y me contaba:
-Que baja salvaje hombre, y no me fío yo de él ¿sabes?
El otro día reviví ese momento en la Feria de San Martín de Treceño. Mi amiga María me invitó con tres semanas de antelación a la misma, y yo la dije que si no me surgía nada iba. No surgió nada, y allí me presenté. Iba un poco a la expectativa, y me llevé una gran sorpresa, tanto por el número de cabezas de ganado (más de 1000 tudancas), cómo por el éxito de público. He de agradecer la hospitalidad de amigos, amigas y familia de María, que hicieron que me llevase un grato recuerdo de Treceño. ¡Gracias!
En la retirada del ganado, hice decenas de fotos a distintos ejemplares. En un momento dado, un novillu se torció y venía hacia mí. No llevaba intención de mochar, pero como en la foto lo parece, digo...mira tú que ocasión para contar la de ¡Apártate chaval! de Los Tinucos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Ahora a jendelo

Cortarlo en el monte, bajarlo al pueblo, se apila en pared solana. Se moja, se seca, se calienta...se vuelve a mojar, y eso ayuda a que seque la madera, a que se agriete. Tras un mes, ya se ha oreao, y ahora hay que jendelo. Con un hacha o con pinas (cuñas de acero). Se abre tronco a tronco en 4 o más trozos, dependiendo de su tamaño. Una vez que esté abierto todo, se apilará de nuevo en la solana pared que verá cómo le caen lluvias y nevadas, pero siempre con el consuelo de que el sol la va a secar ayudado por el aire. Para ello, hay que apilarlo con talento, dejando cuánto más aire entre tronco y tronco. Apilarlo cerrando todos los huecos, no conseguiríamos sino que se comenzara a pudrir todo el riberu leña. Una pequeña lona para ponerle a la pila a modo de sombrero, será su única protección.
Ya queda menos para el invierno...

martes, 15 de noviembre de 2011

El poder de la leña

La materia en descomposición se mezcla con los componentes mineralógicos del suelo, y las raíces de los árboles las absorven para transformarlas en materia orgánica. Y así es cómo un árbol crece al abrigo de esa ladera, con agua, tierra, y CO2, ayudando así además a oxigenar un aire, que cada vez saturamos más con dióxido de carbono.
Y así es cómo los árboles crecen en nuestras montañas. Y así es cómo una porción de esos árboles, llegan a nuestras casas. Y así es cómo los habitantes de la montaña calentamos nuestras casas. La baja densidad de población, permite que este tipo de aprovechamiento sea sostenible. Es un uso que se ha dado desde antaño, y a la vista está que el mismo, no merma la capacidad del bosque por crecer, extenderse y colonizar nuevas laderas. Este uso, permite además que pese a cortar árboles dónde habitan especies como Pito Negro o Pico Mediano, no interfiera en la existencia de las mismas.
No hacen falta grandes obras para traer hasta aquí con tuberías gas natural. No hace falta que ningún camión de gas-oil suba a llenar depósitos, ni hace falta que el carbonero recorra las casas con esa materia conseguida a partir de la destrucción de valiosos rincones de la montaña cantábrica.
Por eso, pediría que si alguien se irrita en alguna ocasión por ver a un paisano tirar un árbol, se pare a reflexionar si hace más daño al medio ambiente él cortando 10 árboles al año, o cualquier otra persona en su casa con la calefacción eléctrica, o de gas, o de gas-oil. Está claro que hablamos de sitios donde cómo he dicho, la densidad de población, hace que el bosque se meta en el pueblo. No podemos pensar que un pueblo de 10.000 habitantes con 100 hectáreas de monte pudiera hacer lo mismo sin que la extensión y calidad del mismo se viera mermada.

Y desde mi escaño, al calor de la leña, os escribo esta entrada. Os pongo una foto de la leñera que hay preparada para este año. A los que el año pasado les tocara picar palos, verán que esto tiene mejor pinta. Lleva cortado 20 días, mojándose y secándose para que se orée. Ahora queda abrirlo para que acabe de secar, recolocarlo todo, y taparlo un poco para cuando le caiga una nevada que no se empape. Pero vamos, que a falta del "último tratamiento", esto está dando calor bajo la amenaza de un Bistruey ya nevado.

jueves, 10 de noviembre de 2011

69 años después...

El 2 de noviembre de 1942, una ballena es localizada varada en un arenal de las Marismas de Santoña por el patrón de una embarcación pesquera. Un Rorcual Común de 16 m de longitud y 14 toneladas de peso, arriba remolcada enseguida al puerto santoñés. Es despiezado, y parte de los 8.000 kilos de carne, se queda en casas de Santoña. Una gran parte es comprado por un transportista que lo vende en Laredo al precio de 5 pts/kg (¡¡3 ctms de euro!!). Otra parte grande, fue para un acuartelamiento de Burgos, donde el Ejercito de Tierra lo utiliza para alimentar a una tropa. No es que fuese carne preciada, pero eran tiempos de escasez, y no se hacía ascos a nada...
Ejemplar varado el 9 de noviembre del 2011
Esa es la historia documentada, pero no la popular. La popular dice que una ballena varó en la bahía un día. Al día siguiente, al amanecer, los de Laredo ven con asombro que ¡sólo quedan los huesos! Estaba claro, los santoñeses se la habían comido (Versión pejina). De la otra parte, los de Santoña, siempre han contado con humor la historia inversa, que defiende que los ajambraos fueron los de Laredo.
69 años después, otro Rorcual Común aparece moribundo dentro del estuario para acabar igual, muerto y varado. En esta ocasión mide 10 m de longitud. Por suerte, y pese a la crisis, hoy las apuestas no giran en torno a ver quien es capaz de comer más, ni las bromas buscan su fundamento en la miseria del hambre.
Lupa vigilando que la Ballena no escape...

lunes, 7 de noviembre de 2011

¡Alto al fuego! (2)

Tras mis torpes palabras, dejo aquí para los interesados en el tema un muy interesante enlace a un reportaje hecho por un colega. Estas 1000 imágenes, valen más que mi millón de palabras.
Pinchad aquí para verlo:
http://www.youtube.com/watch?v=vtP1dweh4sw

martes, 1 de noviembre de 2011

¡Alto al fuego!

-¿A ver cómo quedó la ladera esta?
Subo con un paisano al monte, y presta interés por ver cómo está una ladera que se quemó hace 3 semanas.
Yo me hago el bobo.
-¿Lo queman para que salga mejor pasto?
-Si, se quema el brezo y la escoba, y sale verde.
-Pero...yo me doy cuenta de que sale un verdín muy guapo el primer año. Al siguiente se llena de helechos, y vuelven a salir brezos, piornos...y en cosa de 3 años está igual...¿No es mejor el desbroce mecánico que se hace en algunas laderas?
-Si bueno, es que al quemarlo, el problema es que la ceniza no se queda ahí. Se la lleva el aire, el agua...no es como cuando desbrozan y queda ahí toda la sustancia.
¡Ah amigo! Osea, que somos conscientes de que quemar no es una solución más que a muy corto plazo. Lo que no está reparando la gente que quema (porque para los que no lo sepan, estos incendios en Cantabria son todos intencionados), es que están dañando al monte. Y algún día, estos montes, dejarán de tener sustancia cómo para dar, ni tan siquiera brezos. Y cuando ya no salgan ni brezos, cada vez que llueva, toneladas de granitos de tierra irán a parar al río, que será más que un río crecido, un tren que llevará vagones llenos de tierra de la montaña al mar. Y será entonces cuando la roca madre, aflore en las laderas, y cuando ya no habrá vuelta atrás. Nuestras montañas serán como desiertos. Y cuando llueva, el efecto esponja que hacen las raíces en el suelo, desaparecerá. Esto se traducirá en grandes torrenteras tras la lluvia, gigantescas crecidas (que se llevarán por delante prados que linden con ríos, y casas aledañas al curso fluvial). Y tras esas crecidas, dónde todo lo que ha llovido se evacuará, vendrán periodos de estiaje en el río, dónde apenas correrá agua. Las fuentes típicas de los praos que tienen fama porque "la juenti de tal sitiu no se seca en todo el año", se secarán. Primero será en años alternos. Este año se seca 15 días en septiembre, al año siguiente no...Luego serán todos los septiembres y algún agosto. Y cuando nos queramos dar cuenta, esas fuentes que nunca se secaban, sólo manarán agua unos meses al año. Y los argayos o corrimientos de tierra, caerán sobre carreteras, sobre todo lo que esté al pié de estas laderas. ¿Y sobre las casas de la gente? ¿Tendrá miramientos la montaña entonces para con sus vecinos?
Entonces, cuando las fuentes estén casi todo el año secas, cuando el río o la montaña se lleve casas por delante, a nadie le va a importar el que eso haya sido provocado por unos interesados en eliminar los matorrales cada 4 años. Y los afectados, blasfemarán "cuán burros eran nuestros abuelos, que permitieron dejarnos esta herencia, cuándo a ellos le dejaron otra bien distinta".
Si señores, nosotros, somos los abuelos, o tatarabuelos malos de esta película, que se rueda año tras año, repito.
Y el que crea que estas prediciones apocalípticas son inventadas o exageradas, que le pregunte a quien entiende más que yo sobre el manejo del suelo, porque si, hay mucha gente que sabe mucho más que yo sobre ello. Y sí, también es verdad que en síntesis, piensan parecido. Quizás sea hora de hacer caso a la gente que entiende sobre ello, y tomar medidas en un tema que se ha normalizado en el campo del manejo de nuestras laderas. Está prohibido, todos lo sabemos. También sabemos que se hace. Sabemos incluso quién lo hace en muchas ocasiones. Pero parece que no basta con saberlo, porque sigue ocurriendo año tras año.
Ese mismo día, volviendo de la montaña, me encuentro con que una ladera de la Sierra de Peñasagra, si, aquella que fuera sagrada para el pueblo cántabro, llora fuego, desconsolada entre llamas humanas. Nuestra atención quiere llamar. Y llamando muere.
Os dejo dos imagenes. El que quiera llorar, puede hacerlo tranquilo, porque es para ello.