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martes, 15 de noviembre de 2011

El poder de la leña

La materia en descomposición se mezcla con los componentes mineralógicos del suelo, y las raíces de los árboles las absorven para transformarlas en materia orgánica. Y así es cómo un árbol crece al abrigo de esa ladera, con agua, tierra, y CO2, ayudando así además a oxigenar un aire, que cada vez saturamos más con dióxido de carbono.
Y así es cómo los árboles crecen en nuestras montañas. Y así es cómo una porción de esos árboles, llegan a nuestras casas. Y así es cómo los habitantes de la montaña calentamos nuestras casas. La baja densidad de población, permite que este tipo de aprovechamiento sea sostenible. Es un uso que se ha dado desde antaño, y a la vista está que el mismo, no merma la capacidad del bosque por crecer, extenderse y colonizar nuevas laderas. Este uso, permite además que pese a cortar árboles dónde habitan especies como Pito Negro o Pico Mediano, no interfiera en la existencia de las mismas.
No hacen falta grandes obras para traer hasta aquí con tuberías gas natural. No hace falta que ningún camión de gas-oil suba a llenar depósitos, ni hace falta que el carbonero recorra las casas con esa materia conseguida a partir de la destrucción de valiosos rincones de la montaña cantábrica.
Por eso, pediría que si alguien se irrita en alguna ocasión por ver a un paisano tirar un árbol, se pare a reflexionar si hace más daño al medio ambiente él cortando 10 árboles al año, o cualquier otra persona en su casa con la calefacción eléctrica, o de gas, o de gas-oil. Está claro que hablamos de sitios donde cómo he dicho, la densidad de población, hace que el bosque se meta en el pueblo. No podemos pensar que un pueblo de 10.000 habitantes con 100 hectáreas de monte pudiera hacer lo mismo sin que la extensión y calidad del mismo se viera mermada.

Y desde mi escaño, al calor de la leña, os escribo esta entrada. Os pongo una foto de la leñera que hay preparada para este año. A los que el año pasado les tocara picar palos, verán que esto tiene mejor pinta. Lleva cortado 20 días, mojándose y secándose para que se orée. Ahora queda abrirlo para que acabe de secar, recolocarlo todo, y taparlo un poco para cuando le caiga una nevada que no se empape. Pero vamos, que a falta del "último tratamiento", esto está dando calor bajo la amenaza de un Bistruey ya nevado.

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