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jueves, 30 de junio de 2016

Guerra a la guerra



Sentado en un aguardo extremeño espero a que una rapaz venga  a escasos metros de mi cámara. Ver con detalle las garras, los ojos, el pico, el plumaje, es objetivo para muchos fotógrafos. También hoy para mí.
Sin embargo, e independientemente de lo que los bichos quieran hacer, ellos siguen su vida más allá de nuestros 20 primeros metros, que es donde están centradas atención y esperanza de fotógrafos.
Son las 8 de la mañana, y un milano negro pasa a 100 m del escondite que me cobija. De repente, aparece a rebufo un bélico y raudo punto que con ansia ataca su lomo. Me da tiempo para apuntar, enfocar, y disparar. Es un alcaudón común, abundante en tierras extremeñas.

No es el tipo de instantánea que la mayoría de fotógrafos busca, pero la verdad es que para mí, esta foto tiene una historia (y por lo tanto carga de sensaciones) que me parece digna de compartir. Tiene poco valor probablemente para el fotógrafo actual porque está muy lejos, y no se ven muchos detalles (entre otras cosas). Pero me da igual. Cada uno tiene su estilo, ¡y esta foto encaja en el mío!
Una interpretación superficial diría que el milano pasaba por allí, y que el alcaudón, pajarillo con muy mala folla(*), le hizo un ataque porque sí. Sin embargo, un mayor conocimiento del medio y la observación del entorno, nos harían darnos cuenta de que la familia de alcaudones estaba haciendo sus primeros y torpes vuelos por allí; que el milano, oportunista él, pasó por si veía algún despistado; y que un progenitor, enfurecido en su afán por salvar la vida de sus hijos, no se lo pensó y salió a por Golliat. La táctica funcionó. Y es que en la batalla, no siempre gana el gordo.
(*)Lectores apreciados me apuntan que la expresión mala folla resulta malsonante. No sólo eso, si no que descubro que puede que incluso sea incorrecta. No por cambiarlo y dar la razón a gente con alta sensibilidad en la captación del lenguaje ajeno, pero si por aclararlo, diré que es una expresión que escucho mucho en Granada, y que se utiliza para referirse a una persona con mal humor.

lunes, 6 de junio de 2016

Rompiendo mitos: "El feliz lujo" (?)

Me ha pasado muchas veces.
-Máximo, a tí que te gusta la fotografía: quiero comprarme una cámara estas navidades, ¿me puedes asesorar?
-A ver, ¿qué es lo que buscas? ¿qué quieres hacer con ella?
-Pues quiero una cámara réflex buena para aprender de fotografía.
-¿Y qué fotos quieres hacer?
-Pues a ver...la quiero para hacer fotos de aves, de animales en el campo en general...
-¿Has valorado mirar primero las cámaras "bridge"?
Ojipláticos -¿Cuales son esas?
-Pues mira, son unas cámaras que son mucho más ligeras y cómodas, no tienes que cambiarlas el objetivo porque el que tiene te vale tanto para sacar flores de cerca como águilas de lejos.
Ante tanta ventaja, es de esperar que la desventaja sea el precio. Cuando te preguntan cuánto cuestan y les dices que menos de 400 euros, lo cual es otra ventaja...cambio de tercio.
-¿400? No no, ¡yo quiero una buena! Una réflex. Yo quiero una réflex.
Conozco casos de gente que ha gastado 1000/2000 euros en equipos con los cuales podrían hacer fotos profesionales. Podrían, si la sacasen del armario en el que entraron el cuarto mes, guardado en aparente eternidad dentro de su bolsa. Podrían, si se molestasen en aprender a manejar tan lujoso aparato.
Conozco tambíén mucha gente que compró una cámara de unos 300 euros, una sencilla bridge que cumple su función. Incluso aprendió más sobre fotografía que la persona que se compró la "buena".
A mí me gusta mucho la fotografía. Tengo una réflex y una bridge, y admito que en mis salidas al campo saco más la segunda. Saco partido a la cara porque me gusta mucho la fotografía, si no, es posible que me hubiera sentido imbécil por haber invertido dinero en una cara.
Engaños no ¿eh?. Con una buena cámara, se pueden hacer fotos mejores, eso es así. Pero creo que deberíamos preguntarnos más a menudo...¿qué necesito PARA SER FELIZ? Para quienes no tengan mucha idea de fotografía y crean que hacer una buena foto es producto de tener una buena cámara, le invito a que disfrute como hice yo hace pocas mañanas, con la estampa de este mirlo acuático en su fluvial atalaya. Como apunte, diré que la cámara con la que la hice me costo 150 euros (de segunda mano).