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domingo, 27 de septiembre de 2015

Botonas

Mi abuelita le decía a mi mamá:
-Marisa, ¿cómo le compras esas botonas tan grandes al críu?
No en valde, el desproporcionado 43 que calzaba con tan sólo 15 años y complexión delgada, llamaba la atención, pero por más que mi madre se matara con la razón, no había quien convenciese a mi abuela de que aquella bota iba llena de alante a atrás. El otro día cuando saqué esta foto...no pude evitar acordarme de sus indignadas palabras.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Lo tengo, lo tengo, lo tengo...

Está de moda en los últimos años, quizás por la competitividad que el sistema capitalista nos intenta inculcar a cada leción, coleccionar algo. Yo tuve mi época de coleccionar monedas, cromos, e incluso recuerdo una estúpida pero entretenida colección de calendarios de bolsillo. Quiero meterme por lo tanto en el saco de los coleccionistas, por si a alguien le parece que este es un mensaje contra ellos.
En torno a nuestra afición, la de observar e incluso fotografiar a la fauna, hay también coleccionistas. Recolectores de especies vistas, recolectores de fotos de aves, e incluso hay quien acopia cabezas de animales, por poner ejemplos de todos los tipos.
De tal manera, que aunque al resto de los mortales les parezca increíble, hay mucha gente que tiene una lista con los nombres de las aves, de las libélulas, o de las mariposas, en las cuales van tachando las especies que ya tienen vistas. Es fascinante ver el esfuerzo que pueden hacer alguno de ellos por ver un ave que nunca han visto (yo lo he hecho). La ilusión que aborda sus caras al ver esa especie que sólo conocía de verla en la página 208 de su nuevo libro, pero que ya miraba con admiración en libros mucho más antiguos sin pensar que nunca la vería por ser ave de otro país. Otras personas llegan al mundo de la ornitología o de la fotografía de repente, ya crecidos, con recursos y medios para disfrutarla desde la élite. Unas cogen la afición con pasión, y otras la cogen como podían haber cogido afición a los sellos. "No, esa no me interesa, que ya la fotografié el año pasado en otro sitio, y esa tampoco". ¡Disfruta el momento coñe! Me recuerda al "lo tengo, lo tengo, lo tengo....ROMARIO!!! NO LO TENGO!!! te lo cambio por 50 cromos a elegir de este taco!". Son los menos, y no hay nada malo en ello. Simplemente lo veo triste, y creo que es deber nuestro, del resto de aficionados, ayudar a esa gente a aprender a disfrutar con las carantoñas que se hacen 2 urracas enamoradas, a disfrutar como un gorrión común intenta capturar una sámara de arce por confundirla con el vuelo, quizás, de un insecto alado, o a aprender a disfrutar con una común garceta.

Y os dejo para ello una foto de las múltiples que pude hacer hace 2 días a un grupito de garcetas comunes que se volvía loco de aquí para allá en busca de bancos de pececitos de apenas 2 cm. En su entretenida tarea, no se percataban de que yo, sentado en mi silla a escasos 2 m de ellas, gozaba con sus carreras, sus aciertos, sus fallos, sus peleas, broncas de graznos, vuelos de frente, aterrizajes...Si, eran garcetas comunes, las había visto cientos de veces en todas las posturas antes, pero la gocé como un enano. Quizás porque algún día veía las garcetas comunes en libros y soñaba con algún día poder verlas en vivo, o con verlas, simplemente, más grandes y nítidas que aquel alargado punto blanco que me permitía ver aquel viejo catalejo que porté hasta los 21 años, y que costaba 5.500 pesetas (menos de 40 euros...). Y es que, empezar desde abajo, en cualquier ámbito de la vida, es lo más bonito, porque es la única manera de hacer el camino entero, y poder disfrutarle por lo tanto.
Dicho de otra manera, Santiago no llena igual, supongo, al que llega en coche que al que lleva 1 mes andando.
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a mis padres por dejarme comenzar lo que era una afición y ahora es mi vida, saliendo desde Roncesvalles.

martes, 8 de septiembre de 2015

Invitado especial: Joaquín Mazón.

Hay momentos en la vida de un naturalista, que le marcan para toda la vida. Uno de los míos, fue mi primer viaje al Estrecho de Gibraltar. Un viaje de sólo 3 días, sin apenas información, pero que fue mi primer contacto con el cuello de botella de la migración de las aves en el occidente europeo. Una meca para alguien como yo.
Y fue en aquel viaje donde nos encontramos con un ornitólogo que con sorprendente humildad, nos enseñó mucho en pocas horas. Siempre recordaré aquellas primeras clases de Joaquín en la cotera de Cazalla. Hoy en día, el sitio ha cambiado, pero afortunadamente las aves son las mismas, y mucha de la gente, también.
Y como si Joaquín viviera allí mismo, cosa que no es cierta, durante varios años, nos encontrábamos en los mismos rincones. Como los bonitos del norte que entran al Cantábrico detrás de los bancos de anchoas por estas fechas, o como las orcas que hacen lo propio detrás de esos mismos bonitos, los tiburones de la migración, caso de Joaquín, no pueden dejar pasar un postnupcial o un prenupcial sin arrimarse a la vera de África para disfrutar de un espectáculo persiguiendo a los cientos de miles de aves rapaces que cruzan por este punto de la geografía ibérica.


Nuestra afinidad en gustos nos ha hecho mantener el contacto, y cuando uno vive algo excepcional en el campo, el otro se entera casi de manera automática. Y así ocurrió hace 3 semanas, cuando Joaquín me alertó de un gran momento vivido. Igual que Félix no quería estropear las imágenes de su equipo con sus palabras, yo no quiero estropear el relato, por lo que os dejo directamente con él. Un aplauso, para Joaquín (mi "Maestro de abejeros").

TEXTO Y FOTOS ADAPTADOS DE UN EMAIL ENVIADO POR JOAQUÍN MAZÓN

He visto cosas increibles,igual que muchos de vosotros....ver como un macho de gorrión común le intentaba quitar en vuelo a ras del agua un pez a un martín pescador (le hice fotos), y que previamente me fijé como estaba en una percha cercana a su lado, para que cuando pescase algo el martín pescador, quitarle el pescado, o a una hembra de halcón peregrino verla cazar murciélagos a la caída de la tarde (entre ellos el murciélago rabudo)...pero ver a dos abejarucos como simultáneamente atacaban a un murciélago...eso me supera.



Me llamó la atención los movimientos bamboleantes de la ¿presa?,que querían cazar. Desde lejos, a vista, pensé que era una langosta, pero el patron de vuelo no me cuadraba...cuando vi que atacaban a un murciélago, le rajaron el ala izquierda con ataques de halcón peregrino, le agujerearon por dos sitios la cola,con las pinzas de su pico, y que estaban sobre el agua...pensé de todo...¿me pregunté que para qué? ¿Para intentar derribarlo en el agua? ¿Para matarlo para qué? ¿Ahogarlo? ¿Estarian jugando para aprender a cazar?,¿o para divertirse como hacen los delfines?, no sé, todo es posible, pensé.

* A raíz de la publicación de esta información en el blog, un colega de la materia nos hace llegar por las redes sociales algo similar observado en Israel, en el que el desenlace parece que fue que el ave se comió al murciélago. Por lo tanto, aquí encuentra la respuesta nuestro amigo Joaquín:
https://mobile.twitter.com/bucko41/status/615431255157534720