Los amigos del blog son:

sábado, 13 de septiembre de 2014

Colofón

Desde los montes aledaños al Estrecho de Gibraltar, sigo disfrutando a cada día que pasa. Aquí, por muy flojo que esté el día, siempre se ve algo interesante.
Hoy, comenzando la tarde, he tenido una observación que pase lo que pase en lo que me queda aquí, seguramente lo podré considerar tanto colocón como colofón.
Transcurría un día no demasiado entretenido, con un paso más flojo de lo normal, y aves que volaban muy altas. Viento flojo de poniente, y cielo semidespejado. La monotonía la rompe un bando de 10 cigüeñas negras Ciconia nigra que raudo localiza e identifica Carlos Torralvo. Sobre ellas, 2 culebreras europeas (muy comunes estos días). Pasa en formación hacia el SE, y la mayoría ya lo dejamos de mirar. Guillermo Rodríguez Lázaro lo sigue y pasado un minuto nos dice que encima hay un águila que podría ser perdicera. Yo le comento que antes había visto 2 culebreras, por si pudiera ser uno de esos dos ejemplares. Guillermo, como casi siempre, no se equivocó.
De repente, el bando cambia su rumbo bruscamente y alguien comenta en voz alta: "¡Se vuelven se vuelven!".
Automáticamente escucho a Carlos gritar a volumen 124%: ¡UNA PERDICERA HA COGIDO UNA CIGÜEÑA! ¡UNA PERDICERA HA COGIDO UNA CIGÜEÑA! ¡UNA PERDICERA HA COGIDO UNA CIGÜEÑA! Por si alguno nos quedaba duda alguna sobre la suerte que acabábamos de tener, gritaba también, visiblemente emocionado: "¡ESTO PASA UNA VEZ CADA 20 AÑOS!".
La emoción le embargaba, y no era para menos. En ese momento, sólo Guillermo y él estaban mirando el bando y pudieron ver el lance. El resto de presentes: Julio Roldán, Alex Colorado, Emmy Tyrrel y dos londinenses cuyo nombre no recuerdo, tuvimos que conformarnos con ver como la perdicera Aquila fasciata portaba la presa, que no era poco. Llevaba a la cigüeña agarrada con una garra por la cabeza. La víctima, se debatió unos pocos segundos, pero luego el cuerpo arrastrado por los cielos, suspendía ya inerte de las garras de la todopoderosa. La cazadora parecía inmadura, y a posteriori otro ejemplar de la misma especie se puso sobre ella a tan sólo 10 metros. Vimos como el águila voló recta unos 2 kilómetros perdiendo altura hasta perderla tras una loma con su compañera.
Tras la observación, de un minuto aproximado de duración, todos nos pusimos en pie, nos empezamos a felicitar, a abrazar, y demás parafernalias propias de un momento de gran emoción para todos.
Para los que pasamos cientos de horas al año en el campo, esto tiene un valor incalculable.
Os dejo la foto, muy lejana y por tanto con poca definición, que documenta el momento.
Aprovecho para agradecer no sólo a la gente que ha compartido conmigo esta observación, si no a las decenas de personas que he reencontrado o conocido estos magníficos días.

4 comentarios:

  1. La perdicera es la mejor, sin duda a mas letal de nuestras aguilas, Enhorabuena Maximo un abrazo

    ResponderEliminar
  2. ABSOLUTAMENTE FLIPANTE, SORPRENDENTE, ALUCINANTE...

    ResponderEliminar
  3. Desde luego es impactante. Enhorabuena a todos. Un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Qué impresionante, qué suerte habéis tenido, jamás pensé que las cigüeñas tuvieran en las águilas un peligro.

    ResponderEliminar