Los amigos del blog son:

martes, 30 de octubre de 2012

Plecotus kolombatovici

NOTA ACLARATORIA AL FINAL
¿Y qué coño es eso? Diréis los lectores no familiarizados con la nomenclatura científica al leer el título de la entrada. Es el nombre en latín que se le da al protagonista de la entrada.
Sergio, Javier y yo, estamos haciendo una gran ruta en un macizo calcáreo de las montañas del Rif marroquí. Hemos ascendido unos 800 metros de desnivel, luego hemos caminado unos kilómetros cerca de las cumbres, y pasado el mediodía, cuándo nos toca empezar a bajar los 800 metros de nuevo, nos encontramos un abrigo en una roca.
Nos acercamos para prospectarlo por si hubiera algo de interés. Alumbro con mi linterna cada hueco, grieta, e incluso una chimenea ciega que localizo al fondo del abrigo. Es en esta última dónde localizo este ejemplar. Veo que es un murciélago orejudo, pero no puedo determinar la especie, pues no soy conocedor de la situación de estos animales por estos lares. Los plecotus (murciélagos orejudos), están representados en la península ibérica por dos ejemplares: el dorado y el gris. Sin embargo, no sé determinar si este es uno de los dos o no. Gracias a la fotografía, espero salir de dudas.
Tras más de dos semanas en el monte, volvemos a la civilización. Allí me puedo documentar sobre la situación de los murciélagos en el norte de África, y averiguo que el único plecotus presente en Marruecos es el kolombatovici. Su nombre en español es el murciélago orejudo de los Balcanes.

Os dejo una foto del ejemplar, por si algún experto puede corroborar esto contrastándolo con información que yo no tengo.
Tras consultar con varios compañeros más entendidos en la materia, se llega a la conslusión de que el pese a no poder asegurarlo con una foto careciendo de medidas, el ejemplar de la foto parece un Plecotus austriacus, presente éste último también en nuestra península, pero más escaso en Marruecos que la especie que proponía yo en el título. Gracias por la documentación e información aportada a Juan Malo de Molina y Jus Pérez.

lunes, 29 de octubre de 2012

El gato Donato

Esta noche (porque aún no era de día), salí de una "gran" ciudad, para ir a un gran monte. Madrugué menos de lo que me gusta, y cuándo llegue al monte ya daba el sol en alguna ladera. La nieve ha bajado hasta los 800 metros en el temporal del sábado, que acabó por la noche su parte fuerte, amaneciendo Cantabria nevada sobre esta cota. Avanzado el domingo, la nieve sólo permaneció a partir de los 1000 metros más o menos, y hoy lunes, permanecía aún a los 1100 m, una cota bastante baja para estas fechas.
La fauna ha estado dos días a refugio, y eso una mañana soleada como la de hoy, se notaba. Una pareja de corzos, el macho con la cuerna en la testa seguramente por pocos días ya, camina hacia el borde del hayedo, dónde se encriptará para sestear. Un rebaño de venados, con composición aún de berrea, pasta en una braña al mismo borde de la cota de nieve, mientras un macho menor que el dominante mira con envidia a 100 metros de distancia. Un gavilán, se vuelve loco en un acebal dónde centenares de paseriformes están ajenos a él. De eso se trata. Todos con prisas. Hasta el sol es raudo, y parece que cada cenicienta del hayedo buscara su carroza antes de que el sol avance más. Sin embargo y a contra corriente, alguien en la braña disfruta del sol. Alguien en aquella cuénere, sobre aquel escajal, y al resol de las laderas nevadas, goza del avance de la mañana. ¡Es el gato Donato!
Un gato montés, que tanto se me había resistido en mis últimas andanzas por la tierruca, rececha micromamíferos que evolucionan bajo tierra.
Gato del día en la pradera. Es a más de 1 km de distancia. Sólo la ayuda del telescopio hizo que pudiera disfrutar los lances.

Parece misión imposible cazar nada bajo tierra sin excavar, pero ¡eh ahí!. En cosa de 10 minutos, en una de las miradas que le echo de vez en cuándo para ver cómo va Donato, le veo con un gran roedor colgando de las fauces. Puede ser una arvicola terrestris y aún patalea con los cuartos traseros mientras el gato lo lleva a una mata de hayas relativamente cercana al campo de juego. Allí lo pierdo.
Minutos después vuelvo a rastrear esa ladera. ¡El gato Donato va a por su segundo plato! Basta con otros 10 minutos para que lo vuelva a ver con otro roedor, en este caso más pequeño (un posible microtus).
De nuevo, se dirige con el premio pendiendo de la boca hacia otra mata de vegetación. En esta ocasión consigo no perderlo: se queda al amparo de un acebo para dedicar 2 minutos a comerse la presa. Creo que este comportamiento de esconderse con cada una de sus presas puede tener como objetivo evitar molestias por parte de los siempre presentes córvidos.
Acabado el segundo plato, marcha Donato ladera abajo para esconderse en un hayedo, dónde esperará a que la digestión avance, para volver a salir a un pastizal, dónde parece que conseguir comida no le resulta demasiado difícil.
Un día leí en una guía ibérica, que un gato montés necesita entre 15 y 25 ratones diarios para alimentarse. Eso son unos 7000 ratones por año. ¿Qué sería de las poblaciones de ratones de no ser por gatos monteses y cárabos? El humano ha inventado el trampeo, el veneno...pero está claro, que el control natural, es a la larga el más efectivo y barato.
El día acaba en el fondo del valle, dónde me sorprende ver un grupo de 4 grullas adultas. Dado que Donato estaba lejos un rato, y que por lo tanto la foto no puede llenar el ojo a nadie, os pongo a una de las grullas adultas que me sobrevoló hoy en Cantabria, algo difícil de vivir por aquí.
Ejemplar adulto de grulla. El negro contrastado en el cuello así lo data.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Sapo de Berbería

En el último viaje a Marruecos, aprendí un poco sobre la herpetofauna de allí. Me dí cuenta, que dónde yo estuve, en el Rif, ésta es más parecida a la ibérica de lo que yo podía creer. En los anfibios, grupo con muy pocas especies, me sorprendió ver en varias ocasiones al sapo de Berbería.. Un animal parecido a nuestro sapo verde, pero con las manchas de un color bermejo. El diseño del mismo, me llamó mucho la atención por lo bello que era. Esas manchas rojas con un reborde negro.
Ejemplar adulto en la costa mediterránea.

Nos llamó la atención la gran potencia de salto para este sapo, que puede alcanzar tamaños grandes (leo que de hasta 15 centímetros). Un ejemplar de unos 12 cm, de un salto, casi fue capaz de subir un bordillo de unos 25 centímetros de altura. También, el mismo ejemplar, con su velocidad de salto, muy superior a la de su parecido en constitución sapo común, supo burlar a un compañero como si de un delantero se tratase.

lunes, 22 de octubre de 2012

Golpe a la república

Pasaba una jornada más entre montañas y riscos, cuándo apareció una de las esperadas. Un bando de cornejas perseguía a un subadulto de águila real, muy probablemente hembra. Aviso a Alejandro, que está a unos 3 kilómetros míos, y entre los dos vamos cambiando observaciones dependiendo de quien la ve mejor en ese momento.
Aquí podéis el gran tamaño del ejemplar. De ahí que tenga muchas probabilidades de ser una hembra. Lo de al lado, es un busardo ratonero.

Fue gracioso, porque primero fueron las cornejas quienes la hostigaron y después un busardo. Un aguilucho cenizo, no sólo la ataca desde arriba, ¡sino que se caga sobre ella! Una pareja de cuervos parecen ser los más pesados. En un momento dado, el águila pasa bajo una nube de golondrinas. Una de ellas, en su largo y duro viaje migratorio parecen sacar fuerzas para perseguir y humillar a un ave que puede pesar 200 veces lo que pesa ella. Si, es la real, es la superpredadora, es la magnífica ave de presa que más poderío tiene en nuestras montañas. Su deambular por la ladera se está convirtiendo en un calvario en el que todos los anímales parecen solicitar que este ave no reine en las montañas.
Pero amigos del blog, en el reino animal, los nombres no se regalan, y al águila real se la llamó así por algo. En un momento determinado, sale de la sombra de una roca en la que ha reposado 5 minutos, y hace un vuelo recto a escasa altura (5/10 metros). El suelo, cubierto de hierba y brezo con un porte de unos 30 cm, parece estar desnudo de vida. Pero no, de repente su vuelo rectilíneo se ve interrumpido por fuerte frenada y giro, igual que haría un aguilucho lagunero en su cañaveral. De repente, el águila parece que se va a posar, y cuándo está con las patas extendidas, algo se mueve en el suelo: un corzo que estaba encamado se levanta con el águila ya encima. Estoy a más de 2 kilómetros, y me tengo que privar de detalles, pero el telescopio, me permite sacar lo esencial de la escena. El águila real se ha dejado caer sobre el corzo, al cuál tiene agarrado. Este se levanta, y tras un corto forcejeo, el águila desiste para marcharse y ciclear por otras laderas. He visto muchas cosas en el monte, pero desde luego que esta ha sido de las que más me ha impresionado. Cuándo perdí al águila volví a la escena del altercado a ver a la presa. Descubro a dos atemorizados corzos, juntos, y mirando en todas direcciones cómo esperando un nuevo ataque. Creo que estarán mucho tiempo sin hipo.
Ejemplar subadulto. Creo que de tercer año calendario (se admiten opiniones).

Pero aún estoy gozándola con lo vivido media hora más tarde, cuándo dobla de nuevo la ladera la real, ahora con su nombre merecido. El respeto perdido al animal minutos antes, pareció enfurecerla. Todo el monte lo ha visto. Es el águila real, situada en la cúspide de la pirámide trófica. Pero los cuervos, que nunca entenderán de clases, vuelven a la carga, y ahora en otra ladera, la persiguen y martirizan un poco más. Ella, aparentemente hace vuelo normal, haciendo caso omiso a los molestos pajarracos. Si acaso, cuándo la picada se viene encima, la rapaz da un rápido quiebro que la permite zafarse del recio pico negro. Creo que ha hecho un quiebro para escabullirse de ellos, ¡pero no! Para mi sorpresa, se deja caer sobre la posición de otro corzo que reposa 10 metros por debajo de ella. Éste, más raudo que el anterior, brinca justo antes de que el águila aterrice sobre sus cervicales. El corzo huye ladera arriba. La rapaz, que hace "suelo", sale al primer bote de allí sin mostrar el más mínimo interés por hacer un segundo intento. Exactamente igual que hizo media hora antes con el anterior blanco. No hay estilo literario en mi registro para plasmar lo vivido con tanta intensidad, así que sería interesante que tengáis un poco de imaginación para meteros en mi pellejo y haceros idea de cómo allí me sentí.

sábado, 20 de octubre de 2012

Yubarta

Ayer recibí por dos vías distintas 2 avisos que apuntaban a la misma noticia. En San Vicente de la Barquera, una yubarta que el día anterior se había metido muerta ya a la ría, acababa de varar en la playa del Merón.
No es muy habitual que esto ocurra en nuestras costas y podía acercarme, así que no lo dudé.
Junto con mi padre y Lupa, nos dirijimos a la playa, dónde nos encontramos con Antonio, un amigo. Él había llegado unos minitos antes, y ya había sacado unas cuántas fotografías.
Pinchar para ver mejor.

El cuerpo, calculo que de unos 8 metros (lo mismo dicen en la prensa), yacía a merced de las olas. Un divertido juego comenzó entonces. Cuándo las olas cesaban y el agua desaparecía hasta la altura del cetáceo, comenzaba una rápida carrera de los curiosos allí asistentes para sacar una foto de cerca al animal. En cuestión de pocos segundos, volvían las olas, y nosotros delante de ellas. Una tarde distinta protagonizada por un triste final. Plásticos, vertidos de petróleo, tráfico marítimo, caza en algunos países...
El inmenso oceáno es castigado sin descanso por el invencible hombre. Sólo su abundante necedad, hará que acabe consigo mismo.

jueves, 18 de octubre de 2012

Caprimulgus...

El otro día amaneció nuboso en el Rif, de hecho, a media noche, parte del equipo, que dormíamos en hamacas, tuvimos que buscar cobijo entre sueños.
Desayunamos, subimos por una pista donde las vistas eran bastante buenas, y justo a la hora de recoger, un ave nos volaba a corta distancia siguiendo el curso de la pista para posarse a unos 40 metros de distancia. Comprobé que se trataba de un chotacabras, y me dió tiempo a sacarle una mala foto que os muestro a continuación.

A mi juicio, se trata de un chotacabras cuellirrojo con caracteres leucísticos. Cómo en Marruecos se puede ver el egipcio (aunque unos cuántos kilómetros más abajo en principio), comparto la foto para ver que opina la gente avanzada en identificación.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Mierda y joyas, mezcladas

Este texto sirve para mostrar la desagradable sorpresa que nos dimos al ver el hábitat en que se desenvolvían especies como calamones y fochas morunas en un pueblo de Marruecos.
Era una charca en un amenazado humedal, y estaba pegada a una zona urbana de mercados. En ella, el agua asomaba entre plásticos y otros restos de basura. El plástico invade aquel país, y lo hace en zonas húmedas, pero también en el radio de acción de los pueblos. Hay veces que para ver las cosas buenas de casa hace falta ver algo distinto, y este fue el caso.
La sensación que sacamos es que falta una cultura del plástico allí. Aquí, cuándo se ve a alguien tirar un plástico (cosa que en ocasiones aún sucede), también se ve a la gente de alrededor desaprobar con la mirada esa acción, e incluso en algún caso reprocharla. Allí no sólo no debe ser raro, sino que además, después nadie lo recoge, por lo que las callejas de los pueblos y alrededores están asquerosamente llenos de deshechos.
Ello me llevó a pensar lo que ha cambiado la mentalidad de mi gente en los últimos años. Recuerdo cuándo septegenarios abuelos veían que ibas a marchar del pueblo y te daban una bolsa llena de basura para que la tiraras por el camino (no exagero, a mí me ha pasado). Eso cuándo ya había contenedores en el pueblo hacía años. Hoy día, me da la impresión que sería muy raro esperar eso de cualquier persona. Recientemente, lavadoras, televisores viejos e incluso neveras iban al río por algún talud abajo. Afortunadamente, parece que en ese aspecto hemos cambiado, y me hace pensar esperanzado que en la zona visitada también lo harán en los próximos años. Os adjunto una foto del momentazo para que os hagáis idea de la sensación que nos llevamos.

Espero que dentro de unos años pueda ver ese mismo sitio con un aspecto muy favorecido, y felicitar al esfuerzo hecho por aquella sociedad, a la que saludo con cariño desde aquí.

martes, 16 de octubre de 2012

Vuelta del Rif

Sentado desde hace pocas horas en Cantabria, recuerdo todas las jornadas vividas por las crestas marroquís del Rif. Para un grupo de amigos naturalistas y para mí, se han convertido en nuestra casa durante 17 días.
Justo al sur del Estrecho de Gibraltar, se localizan los montes por los que anduvimos. 50 kilómetros de cadena montañosa calcárea que nos ha encandilado. Nos hemos recorrido hasta el último rincón de este territorio. Hay amenazas a costa de los numerosos parques eólicos y las destructoras canteras. Los pobladores de aquellas montañas, poco pueden hacer cuándo a alguien con dinero se le ocurre hacer una cantera a la puerta de su casa. Desaparecen o contaminan los valiosos manantiales, y por lo tanto, la vida bereber se ve amenazada. El paisaje, es inevitablemente destruído.
Una vez más, el dinero gana la partida de "joderlo todo".
Pese a todas las cosas que nos separan a aquella gente y a mí, había algo en común para las dos partes, y esa era precisamente la montaña. Los yebalís (Jbel=Montaña) son tan habitantes de las cordilleras como los cántabros, conocidos a nivel nacional como "los montañeses". Un paisaje similar, y una vida similar para explotar los recursos de la montaña, aunque cronológicamente separados. Allí los niños invadían los montes con sus rebaños de cabras como lo hiciera mi tío hace pocas décadas. Los mayores hacen carbón vegetal en las laderas como lo hiciera hace medio siglo mi abuelo. Algo tan lejano ya para nosotros...pero tan allegado por todo lo que nos han contado nuestros mayores.

Sólo por haber conocido a aquella gente, me ha merecido la pena ir a esas montañas durante más de dos semanas. Espero que su carácter se pueda unir a una buena táctica para impedir que el dinero les coma su tierra, sus rocas, y su agua. Si desaparecen las montañas, la palabra yebalí sólo tendrá un significado histórico.
En el viaje ha habido fauna. Por supuesto, os hablaré sobre ella en próximas entradas.