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domingo, 10 de enero de 2016

Bendita y cruel naturaleza...

Día cabaña que diríamos por la montaña, o día de silo, que me imagino que diría el paisanaje de estas tierras. Viento fuerte invernal que hace desagradable el salir al exterior para cualquier cosa. Por fortuna, siempre hay cosas que hacer fuera de la naturaleza (dentro de casa). Leer la Quercus que cada mes llama a la puerta de mi casa, ordenar la casa (eso lo haré mañana), preparar el sello digital que acompañará a mis fotos del 2016, o la ardua actividad de escoger, borrar y archivar imagenes para que no se colapse la computadora. Algunas fotos, las más afortunadas, me lleva unos minutos por su agradable estética, luz, o disposición de sus elementos en el marco de la misma. Aquí os dejo una de ellas. Una cigüeña blanca ciconia ciconia que hice en la laguna hace escasos días, y que hoy, estará pasándolas putas (o no) allá fuera, mientras yo acabo de escribir esto para empezar a comer un rico y calentico plato.
Bendita y cruel naturaleza...





jueves, 7 de enero de 2016

Silos

Porque no todo en la vida de un naturalista es la contemplación y estudio de la naturaleza, de vez en cuando hay que mirar alrededor de uno mismo como ser social. Porque disguste a quien disguste, lo somos.
Y ahí es donde hace pocos días, descubro parte de la cultura de las tierras que ahora me dan cobijo.
Los silos: casas excavadas bajo el suelo. Conocidos en distintas versiones como "casas-cueva" por muchos rincones del mundo (Italia, Francia, Túnez, Australia, etc). No es por lo tanto un fenómeno estrictamente local, y muy al contrario, hay mucho conocimiento sobre este tipo de arquitectura (la subterránea).
Se construye (construía) una bajada de alrededor de 4 metros de profundidad. Al acabar este acceso, se comenzaban a escarbar las distintas habitaciones, entre las que para mi sorpresa, se incluía una para el cerdo y el burro o demás animales que pudieran pertenecer a la familia. Era imprescidible también un pozo en el interior del silo para proporcionar el agua necesaria. Una chimenea para hacer fuego, y alguna tronera vertical (lumbrera) para que entrara luz y se ventilara la casa. Paredes encaladas que reflejan la poca luz que entra. Una pareja recién casada se podía conformar con un número determinado de habitáculos. Estos, se podían ir ampliando en función de lo que se fuera creciendo la familia.
Bajada del silo
Mucha gente de la zona nacida hace medio siglo, se ha criado en silos. Hoy día, el uso diario de estas construcciones puede ser sólo testimonial. Sin embargo, muchos manchegos los han arreglado como quien tiene una casa de campo. Antes, cuando ni había aire acondicionado en verano ni calefacción en invierno, el aislamiento térmico que proporciona más de 1 m de tierra sobre el techo, hacía más fácil la vida.

Interior del silo
Visitar una casa cueva se puede hacer en muchas partes del mundo. Pero comer unas gachas en un silo sólo se puede hacer aquí. Aprovecho aquí para mandar un agradecimiento al grupo de amigos que el otro día me invitaron a conocer un buen silo al gusto de unas buenas gachas. Una pena que tuviera que salir tan rápido y no pudiera disfrutar más con vosotros.

Cocina típica donde se prepararon unas buenas gachas

Gachas en preparación