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sábado, 12 de diciembre de 2009

El recio punki

El sol a punto de salir y unos pocos cirros en el cielo en minoría frente al cielo abierto. Una agradable jornada de campo se vaticinaba mientras desayunaba. Unos copos de avena, un ajucu y una estupenda mermelada de mora casera "que ya quisiera un osu aletargau tomar pa'desperezase". ¿Qué más se puede pedir? Si, se podría pedir estar a casi 1500 m en un pueblo pirenaico, ¡y este era el caso! Fuera suenan reclamos, aparentemente de Piquituerto. Salgo, y efectivamente, una gran nube de Piquitueros, más de los que posiblemente había visto en toda mi vida, volaban juntos sobre los prados que rodeaban al núcleo rural. Alguno se disgrega del bando y se posa en las desnudas ramas de unos árboles que no me quedan muy lejos. Prismáticos en mano, puedo comprobar como se posan 4 aquí, 7 allá, otros 3 en este. 8 que me pasan por encima, no cabe duda, todo el bando parece de Piquituertos. 100/200 ejemplares estaban en el bando. Suena también un tamborileo de Pico Picapinos, ¿estamos en primavera? Pues no, más bien a las puertas del invierno, pero con este último detalle estaba confirmado, un día primaveral me esperaba por esas laderas arriba.
Subo por un pinar que me depara buenos momentos, como un encuentro con Pito Negro. Está afanado picando con firmeza un tronco de Pino Silvestre a menos de 100 m míos, pero no lo veo. Lo llamo y no viene, pero si que responde. Los picotazos eran muy fuertes como para ser de otra especie, pero su reclamo de respuesta, me confirmo que no había error, y de eso se trataba. La pista, para mis sorpresa, da un giro un poco más adelante y me hace pasar al lado de donde estaba el ejemplar. No tuve una observación ni limpia, ni larga. Aún así, si que lo llegué a ver, y sobre todo, pude escuchar entre las copas el ruido de sus aletazos cada vez que cambiaba de posición. Es impresionante: "fffffffffffffffffu-ffffffffffffffffu-fffffffffffffffffu", quien lo haya escuchado me entiende.
La pista sigue subiendo, y al fin, salgo del bosque para entrar en un canchal que es la falda de una cumbre a base de peñascos de ascensión y trepada fácil. Abajo dejo el bosque, pero los pinos se resisten a abandonarme en mi recorrido. En el canchal, y al otro lado de la cumbre, a casi 2000 m, pinos sueltos salpican la ladera. Los variados reclamos que escuchaba en el pueblo: Herrerillo Común, Pinzón Vulgar, Mirlo Común, Camachuelo, Escribano Montesino, todos, han ido desapareciendo según subía, disminuyendo la diversidad de especies orníticas.
¿Todos? NO!! Un pequeño pájaro adornado con una grácil cresta y un precioso diseño facial, reclama sin cesar desde la salida del pueblo, hasta la entrada, pasando por todos los lugares que he pasado, incluidos las mediaciones de la propia cumbre, nevada, y sin apenas árboles. Es el Herrerillo Capuchino, "el pájaro más punki de nuestra geografía". Alguno dirá que no, que es la Abubilla, pero nada más lejos de la realidad. La Abubilla, precioso pájaro, es un "punki de postal (laralara)", pero viene sólo a pasar con nosotros los meses buenos, más en plan pijo de veraneo, que en plan "punki recio". Sin embargo, este pequeño pajarillo, el "punki recio", de tamaño mucho más reducido, es capaz de pasar los meses malos en hábitats como el que nos ocupa, a casi 2000 m de altitud y con el suelo nevado desde hace ya 10 días. Al mediodía, me paro a comer un trozo de bizcocho artesanal muy rico de algarrobo con naranja que compré en un horno de la comarca de la Fueva Baja días atrás (que no se me olvide comprar otros dos cuando vuelva por allá...), y uno de estos páridos, se empeñó en que lo retratara. Así pues, saqué la cámara, y aprovechando la buena luz, y pese a que estaba un poco lejos..."CLICK".

1 comentario:

  1. jajajajaja que buena comparación de la abubilla, el herrerilo si que es un punki con dos cojones, casi tan grandes como los del pajaro Uyuyuy

    Un saludo Máximo!!

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