No llueve, no nieva, pero el aire siberiano, si que se estableció por unos días.
Son las 9:30 a.m. El termómetro, marca -6 ºC aún. La noche ha sido fría en la Alta Ribagorza, -8º C había a la 1:30 a.m.
Extiendo el bastón y empiezo a caminar por las calles de un pueblo pirenaico a la cota 1000. Los pájaros, se empiezan a desperezar a estas horas. Antes, pocos se han atrevido a salir de sus refugios o posaderos. Cuánto puede cambiar el tiempo en la Península de una zona a otra, y cuánto los hábitos de quienes lo sufren...Al decidir moverme por una ladera de exposición meridional, dónde desde primera hora se adivina el sol entre las nubes, puedo disfrutar con bandos de fringílidos, de páridos y otros pájaros. Se mueven por prados y árboles circundantes. Si llego a ir a una ladera umbría, seguro que no había visto ni una mínima parte de fauna. Hay que tenerlo en cuenta todo cuando se quiere ver animales salvajes.
Busco entre los Pinzones Vulgares algún Real, pero no hay suerte. Se están dejando ver ya en muchas otras zonas de Iberia, pero no sé si es que aquí pasarán y no se quedarán, porque yo miro todos los días, y no veo ninguno. Lo que si que veo un poco más a arriba, en el borde de unos prados sobre la cotas 1400, es un Picogordo. Este pequeño pero corpulento pájaro, es capaz de hacer una presión de 50kg con su picazo, siendo capaz de partir ¡una pepita de aceituna! Para sorpresas, el mundo natural...Tras 5 horas de paseo por los prados, pinares, y quejigares, llego al pueblo. El frío no es el mismo...ahora hace +1ºC...
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