He pasado 2 días por el entorno de las Lagunas de Villafáfila, en la provincia de Zamora. Este paraje, se puede considerar cuna de la Avutarda. El 4 % de la población mundial de esta especie, vive en estos territorios. Hablamos de alrededor de 2000 ejemplares. Para quien no conozca a este ave, le hago saber que se trata del ave voladora más pesada de todo el mundo, y la tenemos aquí. Todo un lujo, seguramente desconocido para muchos. Los machos, pesan unos 10 kg, aunque pueden llegar a pesar hasta 13.
Ahora, en estas fechas, hacen la rueda, comportamiento en el cual los machos despliegan todo su plumaje para atraer a las hembras. Se salpican así los terrenos de cultivo con grandes bolas de algodón. He podido ver algún macho en esta actitud. Todo un lujo desconocido para mí, y del que me había antojado hace escasos días viendo el capítulo Aves Esteparias de El Hombre y la Tierra. Fue a larga distancia, pero hay que ser prudente con las molestias, pues me imagino que levantar el vuelo suponga un gran gasto energético a estas aves, eminentemente marchadoras. De hecho, bastante me fastidió que se levantara el ejemplar de la foto. En el momento en el que me salí de la carretera para pistear por las zonas avutarderas, y pese a intentar esquivar los grupos aprovechando los cruces de las pistas, siempre quedaba algún ejemplar cerca de la pista detrás de algún cambio de rasante. Al menos, pude documentarlo para mostrároslo aquí. El vuelo de la Gigante Voladora, retratado.
Todo un espectaculo ver a estas aves por las proximidades de Tapioles. No creas que el gasto energético es tan grande. Se cree que algunos ejemplares pueden llegar a conectar con las poblaciones de Rumania y Ukrania (ahí si que tiene que haber desgaste) aunque no está documentado por el momento. El ejemplar radiomarcado que mayor dispersión realizó (hasta donde yo se) fue un joven macho que salió de Villafáfila y apareció en Zaragoza a las faldas del Moncayo.
ResponderEliminarLa primer avutarda que vimos, nos causó una emoción inmensa. Resultó ser una bolsa de plástico, enganchada en un palo. Durante unos segundos, resultó la mayor de las maravillas. Después, vimos muchas de las de "verdad", pero ya no fué la ilusión de la primera.
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