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miércoles, 12 de noviembre de 2014

El pequeño fantasma


Paseas por el bosque. Ni le ves ni le oirás...salvo en contadas excepciones. Puedes estar todo el día andando por la foresta, volver a casa, sentarte en tu sillón y creer que esta criatura no estaba allí. Pero estaros casi seguros de que él, si os ha visto a vosotros.
Su táctica de caza, es tan paciente como fría. Apostado en su percha, espera una buena ocasión para hacer una persecución. Normalmente es a un pajarillo en vuelo. Lo mismo le dará que haya obstáculos que no, porque en el momento que el gavilán abandone su rama, la suerte está echada. Su configuración, con larga cola y alas cortas, le permitirá maniobrar en espacios tan pequeños como lo pueda hacer un pequeño paseriforme. Esquivar palos consecutivos o atravesar bardales, no supondrá inconveniente para este letal ave. Por supuesto, para alivio de los lectores más sensibles, muchas veces fallará.
Yo tenía unos 16 años, y por aquel entonces acostumbraba a estudiar algunos fines de semana en el monte. Hubo una temporada que me dio por esquilarme a los árboles. Dentro de lo que como animal consideraba mi territorio de campeo, había varios a los que acostumbrara a subirme. La elección dependía de la sombra que quisiese, o del fin que tuviera arriba. No era lo mismo buscar un árbol para echar una siesta, que buscarlo para leer. Los había más fáciles de subir, y con la simple ayuda de mis dientes podía subirme un libro. Otros, sin embargo, requerían de una mochila para subirme el material arriba. Había uno que me gustaba mucho para estudiar. Era una gran cagiga Quercus robur con una horquilla muy particular en la que apoyar la cabeza como si fuera uno de esos sujeta cuellos que se usan para descansar en el autobús sin dislocarte el cuello en aquella traicionera curva. Para los brazos, tenía también dos gruesas ramas, y para las piernas, también había unas adecuadas quimas que te hacían adquirir la típica postura de película"de pies en mesa de oficina" que todos hemos practicado de pequeños a escondidas de los padres. Es gracioso porque los que luego hemos tenido la posibilidad de trabajar en una oficina y lo hemos hecho, ha sido siempre con mucho cuidado de que nadie nos viera. Total, que no sé si aquel gigante era el mejor sitio para estudiar, pero allí subido, en sus brazos, y a unos 5 metros de altura, yo estaba en la gloria.
Una tarde estudiando un interesantísimo tema de vete tu a saber qué, tuve una gran vivencia. A unos dos metros de mi cabeza, una corriente de aire me alertó a la par que un bulto se escabullía entre el follaje de mi amigo y de los siguientes árboles. A mí no me dió tiempo a ver detalles. Sólo pude adivinar que se trataba de un ave de un tamaño entre mirlo y paloma, pero ni colores, ni siluetas...Por aquel entonces me pudo quedar alguna duda, años después, puedo asegurar sin miedo a equivocarme que aquello fue cosa del pequeño fantasma.

Me han pasado cosas similares con otros gavilanes (Accipiter nisus), pero ninguna otra vez con la magia de aquel día. Hace 3 semanas, en mis queridas tierras aragonesas estaba yo en mitad del campo sentado en el asiento de mi viejo Ford. Una magnífica butaca. Un expléndido salón. Si fuera de copa y puro, aquel habría sido el lugar y el momento. Como no es el caso, tenía la cámara en la mano. Suerte tuve de que fuera así, porque con la copa y el puro no le podría haber hecho esta foto a esta hembra adulta de gavilán que se posó durante 3 segundos a poco más de 10 metros míos. Me dió tiempo a ponerme la cámara contra la jeta, y disparar 3 fotos. Las 3 un poco movidas por falta de luz, pero esta que os muestro, puede pasar el filtro para subirla al blog. Justo tras la tercera foto. ¡ZAS! Pequeño  fantasma desapareció entre las carrascas a la misma velocidad que apareció. Intuyo que es una hembra porque la proporción de tamaño entre ojo y cabeza, es más pequeña que los machos, a los que el ojo les abulta más. Además, tiene una marcada lista superciliar clara, menos patente normalmente en machos, y el color rojizo, más patente en machos como norma general, se limita a aparecer levemente cubriendo los oídos y sólo ligeramente en los flancos. Muy gris en general. No obstante, distintos amigos me han dado diferentes opiniones al respecto, por lo que deduzco que podría estar perfectamente equivocado.

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