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jueves, 3 de julio de 2014

Chilla el cantil

Los farallones calcáreos de la Cordillera Cantábrica están coronados esta tarde por una montera de niebla. Ha llovido el último día, y el paisaje está tan verde y espeso, como húmedo y fresco.
La niebla tapa los picos, igual que  el ruido del río en el fondo del valle tapa el silencio de la niebla.
Aviones roqueros y aviones comunes gorgojean acariciando a la roca con la punta de sus alas. Canta algún colirrojo tizón pendiente de una segunda tanda de cría. Los buitres atraviesan el umbral de lo visible, y los cernícalos no viven por alejar a cualquier ser de las cercanías de su nido donde parece oirse chillar a los pollos. En los lejanos prados se escucha también un pollo volandero de busardo ratonero que ha salido del nido estos últimos días. Le localizo. Está posado en la estaca de un cierre. No está listo aún el pollo de alimoche, que tiene a los dos padres haciéndose carantoñas en una picota. Llevo aquí 10 minutos recostado en una roca no demasiado cómoda, aparte de bastante fría. Echo a alguien en falta. No se les oye, no se les ve...¿Qué habrá sido de ellos?
Estoy pensando en ello, cuándo chilla el cantil. Desde detrás de un cordal de roca blanca, dos de los pollos de halcón peregrino Falco peregrinus se persiguen en vertiginosos vuelos. Hay muy poca luz, y los intentos por hacer una fotografía decente en vuelo son inútiles. Aún subiendo la sensibilidad, no soy capaz de hacer nada presentable. A la par, otro grito se escucha. Localizo su origen. Es el tercer hermano. Durante cosa de una hora, puedo disfrutar de todos ellos posado cada uno en una atalaya. Pasado este tiempo y muy avanzada la tarde, tengo la suerte de que se aselen los tres en un árbol seco a unos 200 metros míos. Hay poca luz y no tengo trípode, pero de alguna manera me las apaño para hacer algo.
Fijaros la diferencia de tamaño de los 2 de abajo. El de la izquierda, más pequeño, es claramente un macho, mientras que la grandota de la derecha debe de ser una hembra. El de arriba, aunque aquí parece algo intermedio y más bien grande, en campo me parecía macho también, pero ahora con la foto me quedo con la duda. Aves rapaces como el caso del azor, del gavilán o la que ahora nos ocupa, tienen un acentuado dimorfismo sexual, destacando las hembras por un mayor tamaño.

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