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miércoles, 11 de junio de 2014

Zamora Salvaje

Estos últimos días he estado por la provincia de Zamora, y ha muy gratificante. No obstante, la más especial de todas fue la noche de ayer . Llegábamos al atardecer a un hábitat en el que me siento muy perdido por diferir mucho a dónde yo me desenvuelvo habitualmente. Ayer viví en las llanuras castellanas. Campos de cereal y barbecho, sólo salpicados por pequeños encinares, y en este caso, también por una zona adehesada. Una pequeña vuelta de reconocimiento en torno a la zona de acampada promete un final de día lleno de vida. En una pista, nos salen unas avutardas Otis tarda volando. Además, las huellas de un cánido, hacen ponerse los pelos de punta: a 3 kilómetros hay un pueblo, pero he de decir que las huellas tenían toda la pinta de ser de lobo o perro aparente.
Escogemos el lugar de pernocta, y nos disponemos a conocer un poco la comunidad de quirópteros que ocupa tan singular rincón. Antes de caer el sol del todo, un mochuelo Athene noctua hace las veces de telonero.
Anochece, y pronto comenzamos a oir un autillo Otus scops, que finalmente son dos. Oigo un reclamo al que no estoy acostumbrado. Pongo la oreja...y sí, ahora lo oigo claro, ¡es un búho chico! Se escuchan al menos dos adultos. Un ave al que pocas veces he escuchado cantar. De repente, susto. Uno de ellos nos hace varias pasadas volando a pocos metros de nuestra posición. Lejos, a 1 kilómetro (+-50 m), me parece oir algún reclamo de pollo de búho chico Asio otus, que a priori calculaba que se encontrase a unos 300 metros de distancia. Increíble la potencia de reclamo de estos jovenzuelos. A fin de comprobar la identidad, y en su caso el número de pollos, vamos en línea recta hacia allí. Tras una "larga" travesía, llegamos al lugar de los reclamos. Tardamos poco en localizar al primero de los dos pollos. Dada la situación, aprovecho para hacer unas fotografías a los mismos. En esas estamos, cuando de repente mis despeinados pelos desatienden a la ley de la gravedad. Un manada de lobos Canis lupus aulla más lejos. Justo en ese momento, también, y convirtiendo el momento en mágico, sisea una lechuza Tyto alba a la par que comienza a llover. Todo ello iluminado por una luna bastante crecida que asoma su jeta entre las nubes. Si existieran las "grabadoras de momentos" para transferir a otras personas, me habría gustado grabar esos 5 minutos para pasárselos por email a mis amigos más preciados y que ellos mismos pudieran vivir esas sensaciones en sus carnes en lugar de tener que leer mis palabras.

Volvemos al coche emocionados, y un chotacabras cuellirrojo Caprimulgus ruficollis canta en unas tierras de labor. Al parecer, una cita interesante según me dicen. Días antes, también en Zamora, había escuchado al chotacabras europeo Caprimulgus europaeus, al cárabo Strix aluco, y había visto a placer la lechuza campestre Asio flammeus, esta última en la provincia de Palencia. Y 3 días antes, en la provincia de León, disfrutaba también con un coro de lobos. Ha ido la cosa de lobos y nocturnas.
Dejo esta provincia, la zamorana, muy satisfecho y sorprendido. Me queda claro que no sólo La Culebra, Villafáfila o los Arribes del Duero son Zamora, porque cada rincón, tiene su interés.

3 comentarios:

  1. No te hace falta grabadora amigo Máximo, damos rienda suelta a nuestra imaginación y nos hacemos idea de una situación que a todos (o casi) nos gustaría vivir.
    En efecto, tu lo has dicho, Zamora no es solo los enclaves que has nombrado y Castilla-León es una tierra de muchísimo interés para el amante de la Naturaleza lleno de rincones más que interesantes a pesar del entre otros "castigo agrícola" existente.

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  2. No ha hecho falta la "grabadora de momentos", con la descripción que haces uno se pone en situación perfectamente, jiji. Un abrazo.

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  3. Hola Máximo. Me ha encantado tu entrada. Zamora es una provincia que sorprende a quién la va conociendo. (De haber sabido que venías podíamos habernos visto. Un saludo)

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