¿Será verdad que todos tenemos un ángel bueno en un hombro y otro malo en el opuesto? Si es así, me temo que yo hoy he perdido a los dos, porque con el cierzo al que me enfrenté esta mañana, es imposible que sigan ahí. Y si siguieren, no serían ángeles sino caparras (garrapatas). Y si caparras fueren, anticongelante deberían llevar, pues con mi sangre se iban a congelar.
Estoy en Ejea de los Caballeros (Zaragoza), y hacía tiempo que no tenia un tiempo tan desapacible en el campo. De hecho, creo que es el único día en las últimas semanas que he salido provisto de cazadora y guantes (la braga tampoco me habría sobrado). Chorro de 40 km/h que ayer debió de pasar por el mismo Arco del Triunfo, ¡viene directo del Norte! Acompañado este viento por una temperatura de -1º, creaba una sensación térmica que haría apretarse las costillas con los codos al escandinavo más recio.
En principio parecía una jornada de poco gozo. Pero en el campo, siempre hay una alegría que justifique la salida. Un bando de Grullas, lucha contra el viento a baja altura. Seguramente no quisieran pasar tan cerca de mi peluca, pero el viento las obliga a pasarme a unos 30 m. Los gruídos, las siluetas, las patas, el cuello, su pico, y en los intentos de cambio de rumbo, un sol mañanero dándoles color por debajo... Vaya momentazo. Estuve 10 segundos disfrutándolas, y al final, se me saltó una lagrimilla...(seguramente arrancada por el aire).
El paseo prosiguió con interesantes avistamientos. Laguneros, Milanos Reales, Avefrías, Agachadizas, y a lo lejos...Las Bárdenas empiezan a difuminarse. La lluvia se acerca. ¿Lluvia? El paisaje pasa de difuminarse a prácticamente desaparecer tras una nube blanca. En 30 minutos, una ventisca aderezada con nieve me alcanza. Busco refugio en una vieja paridera durante 5 minutos, pero la cosa no parece aclarar, y escondido tras un cuaderno que me quita el helador viento del rostro, reanudo la marcha. Siguen saliendo bichillos a mi paso: Bisbitas, Chochines, un elegante Buitrón, pintados Jilguerillos, Zorzales Comunes...
La hostil llanura llega a su fin, y entro en el pueblo que está aparcado el coche, donde ahora escribo ¡aquí si que se está bien!
Ahí fuera, sin embargo, las Cigüeñas siguen sufriendo las consecuencias del nivoso cierzo. Las retrato como recuerdo de una dura, épica, y porqué no, divertida jornada de campo.
que bien se leen estas lineas con lo pies encima del brasero y viendo nevar por la ventana. Está nevando a nivel del mar!!
ResponderEliminarAbrigate!!
Estás hecho un hacha!!
ResponderEliminarÁnimo que vienen días cañeros..
Un abrazo!