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martes, 21 de junio de 2011

A quien madruga, Dios l'apoya

Así decía un amigo castellano, ¡y qué razón tiene! Ocurre así sobremanera, cuando te gusta ver mamíferos ibéricos en libertad, y es que, de intentar observar en el crepúsculo a intentarlo en otra hora distinta del día, el índice de las probabilidades se multiplica, haciendo que ver un animal de estas características a plena luz del sol, se haga bastante más complicado.
El problema radica en que el cuerpo humano rechaza tanto irse a la cama cuando está agusto despierto, como salir de ella cuando está placenteramente dormido. Esta fuerza contraria al bien se magnifíca cuanto más baja es la temperatura fuera de la cama o el saco ¡Somos unos perezosos! y eso es lo que aprovechan los animales para evitarnos, juegan con nuestro horario, y si queremos tener fortuna con ellos, tenemos que ser nosotros mismos los que desafiemos los horarios establecidos por nuestra sociedad.
Este momento me costó levantarme hace 4 días a las 5:00 de la noche, y sufrir una sensación térmica impropia de estas fechas, provocada sobre todo por ese viento que se oye y mueve la imagen. En esta ocasión vi este ejemplar de venao tan sólo a unos 100 m, y pude grabarlo sin que me detectara, gracias a que llegué al sitio aún denoche. Aparte, vi otros 2 corzos por separado a larga distancia, y un lejano grupo de 6 ciervas. Ha habido algún día con mejores resultados, pero muchos más con resultado totalmente negativo, en los que lo único positivo que sacas es tener por delante una larga mañana para hacer lo que quieras.

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