Hace unos días salí de casa surfeando sobre el jocicu de la primavera, pero montaña arriba, topé con el rabu del inviernu.
A media tarde, se cubre de nubes, y una imponente cellisca me coge a unos 1700 m de altitud, en el espinazu de la Cordillera Cantábrica. Frío viento cargado de nieve apuñala brañas. Cielos claros se tornan al gris, y grises rocas, en 5 minutos lo hacen al blanco.
A media tarde, se cubre de nubes, y una imponente cellisca me coge a unos 1700 m de altitud, en el espinazu de la Cordillera Cantábrica. Frío viento cargado de nieve apuñala brañas. Cielos claros se tornan al gris, y grises rocas, en 5 minutos lo hacen al blanco.
A las 6, aún de día, no me queda otra que meterme al saco. Miro un poco las fotos que saqué a lo largo del día para pasar unos minutos. Narcisos Menores, fotos de la luna por la noche, paisajes...
Desde el saco, el oído se percata del vientón que afeita la montaña, pero no así el tacto, que bajo el emplumado textil, aguanta impasible la tempestad. Pronto decido dormir.
Al amanecer, todo blanquito. No nieva ya, se ha quitado parte de la nubosidad, pero el viento va a impedir que yo pueda hacer nada que no sea empezar a bajar hacia el coche. Resistiéndome a ello, decido quedarme un rato más en el saco (pese a llevar ya 12 horas dentro de él) para ver si para el viento y poder así disfrutar la mañana.
Desde el saco, el oído se percata del vientón que afeita la montaña, pero no así el tacto, que bajo el emplumado textil, aguanta impasible la tempestad. Pronto decido dormir.
Al amanecer, todo blanquito. No nieva ya, se ha quitado parte de la nubosidad, pero el viento va a impedir que yo pueda hacer nada que no sea empezar a bajar hacia el coche. Resistiéndome a ello, decido quedarme un rato más en el saco (pese a llevar ya 12 horas dentro de él) para ver si para el viento y poder así disfrutar la mañana.
Aguanto 2 horas más, pero de ahí no puedo pasar. 14 horas en un saco de dormir, son muy largas...así que decido levantarme. Cuando salgo a mear, evidentemente sin óptica alguna, escaneo con mi vista el alrededor, ¡y voala!
Sorpresa mayúscula. Una loba está quieta, cruzanda ante mi posición, y a tan sólo 40 metros de distancia. Ha visto algo raro y no me quita ojo durante una breve pausa. Por medio no tenemos nada de vegetación, y su invernal pelaje se dibuja perfectamente contra un níveo suelo. Estaba en una situación, que como digo en el título, no era pa'mear, sino pa'cagase. No porque hubiese ningún peligro, pues un lobo, bien en sabido por los expertos que no entraña peligro alguno para nosotros. Si, sin embargo, por la emoción que me llena ante un pedazo de animal nada fácil de ver, y que para mi sorpresa, no sale corriendo al no identificarme como persona (o eso parece). La loba, identificó algo raro en el paisaje como digo, y por ello me miraba de vez en cuando, pero ella no vio una persona, caso en el cual, habría salido huyendo. El trote lobero que traía consigo, prosiguió montaña arriba para acabar subiendo por unas laderas de nieve y perderla tras 10 intensos minutos de observación. Pensando en todos vosotros, me da tiempo a hacerla tanto unas fotos como unos vídeos. El fuerte viento, provoca que haya una inestabilidad tal en el equipo que no permite conseguir hacer nada de buena calidad. Os adjunto un par de documentos. Espero que los sepáis disfrutar. Quedará grabado a fuego como un Nuevo Momento de Gloria.