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miércoles, 13 de febrero de 2019

Zampullín cuellinegro

Esta pequeña ave acuática (Podiceps nigricollis) cría en diversos puntos de la península, destacando los humedales de la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, y las lagunas manchegas. Su población no es nada regular, fluctuando mucho en función de los distintos niveles de las lagunas de interior donde intenta sacar adelante a sus polluelos. No obstante, por dar un número orientativo basado en las últimas publicaciones, puede rondar en torno a las 1000 parejas en la geografía española.
En invierno, hay un aporte de ejemplares europeos. Existen recuperaciones de bichos anillados en el Guadalquivir y recuperados en Rusia y en Ucrania. La distribución en la península en la época fría se acerca más a la costa, rondando los 5000 ejemplares, que se centran sobre todo en orillas atlánticas andaluzas, y en la provincia de Alicante.

No obstante, también por el resto del litoral ibérico se puede encontrar en menor número, y por lo tanto en humedales cantábricos como las Marismas de Santoña, donde cada invierno lo pasan varias decenas de ejemplares. Muy fotografiado por compañeros de afición en época estival en tierras interiores, con un traje de luces bien distinto, pero quizás no tanto en su época invernal, vestido de manera mucho más discreta. Yo, comparto esta foto que hice hace ahora 5 años desde el barco de Aves Cantábricas www.avescantabricas.com en sus salidas por dicho estuario. Si alguien está interesado en salir a disfrutar de la avifauna que allí inverna, ¡aún están activos!

sábado, 9 de febrero de 2019

Inviernos cantábricos: sus montañas

Pero si la mar, en la que nos centrábamos en los últimos posts, es impresionante en los inviernos cantábricos. No menos lo son las escarpadas cumbres de la Cordillera Cantábrica. Vendavales, nevadas, heladas, riadas, muertes por inanición, carroñas, son algunos de los personajes de dicha estación en semejante escenario. Hace ahora 4 años de aquella gran nevadona que nos dejó a todos atónitos (incluidos los viejos que habían vivido tantos años diciendo eso de "antes si que nevaba y no ahora"). Esta foto, se hizo un día más de aquellos en los que vivía en ellas. Lo más salvaje de la Cordillera está en esta foto, pero escondido.


sábado, 2 de febrero de 2019

¡Una sueca en Santander!

Una ventana en los temporales que azotan la costa cantábrica, me permiten dar un paseo por las playas de la ciudad de Santander. Mi vista es atraída, como ya ha ocurrido en anteriores ocasiones en dicho lugar, por unas pequeñas aves que se aventuran a pasear entre la gente. Pese a no ser la primera vez, me embarga la sorpresa por semejante escena. Pequeñas limícolas que nacen en las costas laponas, y que pasan el invierno en litorales rocosos más meridionales. Son vuelvepiedras (Arenaria interpres). Mi atención se va a una pata en concreto...¡una anilla!

Una de las aves, está anillada, lo cual quiere decir que un ornitólogo la capturó en su día para ponerla una anilla codificada. Observadores como han hecho ya anteriormente compañeros de Cantabria o como hice yo el otro día, leerán eso dígitos, tramitarán la información con los investigadores, y gracias a ello, sabrán dónde pasan el invierno y por donde migran estas aves. Es una manera arcaica, pero efectiva, de informarnos sobre cómo y dónde viven nuestras aves. Hoy día, las nuevas tecnologías, nos aportan información mucho más fidedigna de lo que hacen las aves colocándolas aparatos como gps que transmiten la señal vía satélite, o con otros métodos parecidos.
Os adjunto un trozo de una de las fotografías. Aquí no sé ve toda la información, pero entre todas las fotos se podían ver todos los números y letras. He tramitado la información, aunque aún no me han respondido. No obstante, como este ave en concreto ya lo habían visto compañeros, podemos saber que fue anillado en una isla cercana Gotemburgo (Suecia). En la parte inferior de la anilla podéis ver parte del topónimo "Estocolmo" inscrito.

viernes, 1 de febrero de 2019

Bocanadas de Norte

Coger el viejo Ford y navegar contra viento y nube para subir a Cantabria, es la mejor manera de respirar al Norte. Y así fue esta última vez, en la que una borrasca con nombre propio, azotó la región cántabra de tal manera, que los ríos no cabían en su recipiente habitual, circulando por donde otras veces circulan personas, animales terrestres o coches. El río subía, y la montaña bajaba. Muchas carreteras cortadas tapadas por laderas que caían sobre las mismas. La naturaleza en su máxima expresión de enfado por algo que alguien habrá hecho últimamente.
Por otra parte pero en paralelo, la fauna alada, que como cada invierno vino desde el norte del continente euroasiático, recaló en buena parte en las costas cantábricas. Y ahí estaba, posando para quien quiera, ese precioso colimbo ártico. Un ejemplar nacido el año pasado, que luce su plumaje en la Bahía de Santander. Este ave marina, cría en bajo número en Escocia, y sobre todo, en Laponia, Rusia y Kazajistán (a grandes rasgos). Las costas ibéricas recogen, en muy bajos números, aves que pasan normalmente pocas semanas en invierno (normalmente a principios del mismo).
Tomar un respiro en mi querido Norte, es siempre reconfortante. Y si aparte de estar bien acompañado coinciden estampas como esta, imposible más norteñas, la guinda está servida.
Pinchando, veréis a mayor resolución.