Que importante es tener buenos vecinos. Cuando dejé las montañas, hace bien poco, decían mis gentes: "Vas a ir a las antípodas, aquello no tiene nada que ver con esto". Yo les decía con cachondeo: "Hay una cosa en común, pues allí tampoco tendré problemas con los vecinos". Efectivamente, con aquellos tenía una relación excepcional, y yo lo decía, porque en principio, viviendo en mitad del campo, no habría lugar para problemas con vecinos. ¿Qué vecinos?
Pues me equivocaba. En los tiempos que corren, no hay tierra fértil desierta. Los manchegos, trabajadores y con gran resistencia al infernal sol que se empeña en aplanarme, viven en parte de la agricultura, y como es propio de esta situación, cultivan, y bien. La tierra es aprovechada en toda su extensión. Olivas, viñas, huerta, etc. Y es esta última, la huerta, la que me une a ellos por lo complacientes que están siendo conmigo. Hoy, después de 8 horas de campo, llego al mediodía a casa y me encuentro con cosas como esta:
He querido sacarle una foto porque lo merecía. ¡Gracias a todos!
PD: Observese ese pequeño melón amarillo. Se llama "madurillo", y es propio de la zona. Aún no le hinqué el diente, pero poco voy a tardar.
Las personas de La Mancha son gente de bien! Te lo digo yo ;)
ResponderEliminarUna obra de arte... sin duda.
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