Ha sido un cambio muy radical, y me estoy adaptando aún para saber leer cada mañana este paisaje, como hacía ya con comodidad en Liébana, una tierra que he llegado a sentir mía, en parte gracias a todos los vecinos de la comarca. Afortunadamente hay una cosa que no cambiará, y es que seguiré disfrutando de nuestra fauna. Os dejo unas evocadores imágenes de lo que ahora perfora retina y tímpanos. Como podéis ver, también tiene mucho encanto.
Un abrazo a todos los lectores, disculpas por abandonaros todo un mes, y bienvenidos a esta nueva era.
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