Hoy sólo quería presentaros esta foto. Como véis, es una cabra empericotá a la puerta de una casa en ruinas. Habrá quien no vea más en la foto. Habrá a quien no le transmita nada. Yo huelo en ella una magia especial.
Y es que los pueblos, son especiales de por sí. Ese lugar donde la prisa se suple con calma, el ajetreo se reemplaza por paz, y donde la calidad no encontró relevo en la cantidad. Quien no lo entienda, quizás no ha vivido en un pueblo.
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