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jueves, 24 de enero de 2013

Países Bajos: 18 y 19 de enero


Continuando con las últimas andanzas por estos septentrionales y gélidos territorios, dejamos el día anteior la Isla de Texel para volver a tierra firme. El día siguiente por la mañana, amanecemos en el parque nacional de Oostvaardersplassen. Era una zona llana aledaña a Markermmer, un lago artificial en terreno ganado al mar, y que tiene unos 25 kilómetros de anchura. Dentro de este parque, nos encontramos con lagunas y canales (todas ellas heladas), carrizales, y manchas boscosas. Allí había ciervos. A lo lejos, con el telescopio, pude divisar un total de unos 400 ejemplares. Allí hay una gran colonia de cormorán grande Phalacrocorax carbo, y en la actualidad, una pareja de pigargo europeo Haliaeetus albicilla, que dicho sea de paso, no conseguimos ver, está al parecer arreglando ya su nido para la nueva temporada de cría. Volvemos a ver un azor Accipiter gentilis, y multitud de paseriformes forestales y palustres. Fue impactante cómo un ciervo luchaba contra una muerte segura intentando salir de una canal a la que había caído al romper la placa de hielo que la cubría. A pocos metros metros, otro ejemplar había corrido esa suerte anteriormente, y su cuerpo, flotaba congelado en un agujero ya cerrado por el hielo.

Macho adulto de serreta mediana.

A nuestra retirada del parque, recorrimos por su límite norte la carretera que le separa del lago mencionado, y a la vera de ella hacemos varias paradas. Pequeños bandos de serretas chicas Mergellus albellus suman más de 150 ejemplares en total. Vemos sobre una decena de serretas grandes Mergus merganser. Nos llamó la atención la cantidad de porrones moñudos Aythya fuligula que estaban allí sedimentados, casi todos ellos en un grupo que rondaría los 3.000 ejemplares. Localizamos entre ellos 3 malvasías canelas Oxyura jamaicensis, y por la zona pululan también algún porrón osculado Bucephala clangula.
De allí "volamos" hacia el parque de una ciudad dónde últimamente se ve un bandito de ampelis europeo Bombycilla garrulus. Corremos la misma suerte que nos acompañó en "el paseo del pigargo", así que con las orejas gachas volvemos a buscar un destino más al sur. Quedan pocas horas de luz y decidimos ir al parque nacional de Biesboch, cerca de la ciudad de Dordretch. Es una ribera llena de galachos, meandros, e islas fluviales, con un maduro bosque caducifolio. Allí vemos cisnes cantores Cygnus cygnus entre otras aves, pero lo que más nos llama la atención, es ver una madriguera de castor Castor fiber, que al parecer tienen aquí una población estable. Un montón de troncos tirados a la vera del río en una zona de aguas tranquilas, está cubierta de nieve, y bajo el montón de ramas y troncos, una familia de castores debe estar durmiendo. El agua, congelada, tiene un agugero por el que se puede entrar al agua, y por el agua a su guarida. Si no hubieran salido hace pocas horas, ese hueco en el hielo no existiría (esto nos lo contó un hombre tan amable como el resto de holandeses, y que se ve que estaba al tanto del tema).
Nos guarecemos en Roterdam. Al día siguiente dan 8 bajo cero para el amanecer. El mismo nos coge en un montículo costero del pueblo de Yerseke. Vientos superiores a los 30 km/h convierten las bajas temperaturas en sensaciones térmicas próximas a los -30º C. Un buen traje, un mejor gorro, y dos pares de guantes no son suficientes para aguantar horas quiero con el telescopio fuera del coche, así que hemos de hacer incursiones intermitentes al coche para entrar en calor. Vimos algún ciento de barnaclas carinegras, dos barnaclas cariblancas Branta leucopsis, porrones osculados, serretas medianas Mergus serrator, y como broche al viaje, un escribano lapón Calcarius lapponicus. De allí, volaríamos a la ciudad alemana dónde habíamos de coger el vuelo de vuelta.
Paisano holandés en un vehículo muy habitual, y en unas condiciones climatológicas también habituales en sus inviernos. Allí, los temporales no achican a las gentes, ni por la tarde, ni a las 7 de la madrugada como pudimos comprobar.

Esto ha sido en síntesis el pequeño viaje que he hecho junto a cuatro grandes compañeros. No me gustaría zanjar el tema del viaje sin antes recomendaros que estéis pendientes de las próximas entradas de los blogs de Ángel y de Alberto, dónde entiendo que nos deleitarán con su versión de los hechos.

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