Ha comenzado una nueva semana, y luce un azul cielo que deja frío por la noche, algo menos de frío por el día, pero sobre todo, una engañosa sensación primaveral.
La superficie nevada retrocede cuesta arriba. Los artiodáctilos silvestres van recupendando sus posiciones ladera arriba. Los buitres aportan material a sus nidos, y los halcones se alteran más allá. Los carpinteros con sus reclamos marcando territorio, y los jilgueros, que por fín se dejan ver en los alrededores del pueblo. Se resisten los acentores alpinos a abandonar el pueblo, pero los carboneros ya no se acercan a la ventana dónde hace nada mataban el hambre. El zorro acaba su celo, y le cede el testigo al gato montés, que se solea en prados mientras caza, y disfruta por dentro del deshielo.
La chimenea se ha apagado antes de amanecer, no pasa nada, pues pronto caletará el sol, y hasta las 7 de la tarde, no la encendemos.
Julio me ha acompañado en unos días muy gratificantes y nutritivos en lo que a campo se refiere. Los dos hemos salido y aprendido mucho. No todas las semanas se ven tantos acentores alpinos, o se ven dos gatos monteses con observaciones de tanta calidad. No todas las semanas se ven las montañas nevadas, para luego verse soleadas. No todas las semanas se detecta la presencia de turón o de marta...y sobre todo, no todas las semanas se puede disfrutar de tan grata compañía. También, no todas las semanas puedo decir que alguien la ha pasado conmigo, ¡y que me ha aguantado! Gracias Julio.
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Sólo 2/3 del invierno han transcurrido en las montañas cantábricas. Todos tenemos claro que esto es un descanso de cara a otra nevaona...que a buen seguro está por llegar.
Qué guapo, Máximo! Los de mi calle también han copulado de vez en cuando éstos días.
ResponderEliminarSaludos
Buen momento para ir a ver a los peregrinos...
ResponderEliminarAunque llevemos un invierno tan raro, creo que aún nos espera alguna nevada más, así que ahorra leña.. jejeje
;)
un saludo Máximo