La mirá del miruellu

Estos días invernales cargados de nieve, ha habido mucho trabajo por todos los caminos viendo huellas y pajarillos, pero también ha sido obligado alternarlo con horas de fuego, calor, comida, y charlas con amigos.
En esas horas, hemos vivido muchos momentos interesantes, como los compartidos con pajarillos que hambrientos llegan a la ventana a ver si cae algo. Los primeros días muy asustadizos, luego mucho más dóciles. Pudo dar buena cuenta de ello Teresa, quien me ha prestado esta magnífica foto. Sacó más de 100 fotos de pájaros en mi ventana, pero esta que plasmo, es la que más me gusto por el significado de la misma.
Una mirada directa de un pájaro, que habla sin palabras. En la foto quizás no lo parezca, pero os aseguro que cuándo le tienes a medio metro de tu faz y se queda mirandote, son muchas palabras que te llegan a la cabeza, y también al corazón.

A cada uno le llegan unas palabras, y cada uno las interpreta como quiere, o como sabe. A mi me han llegado viejas conocidas de libertad. Me animan a seguir luchando por lo que quiero. Me dicen que cuándo quieres algo en la vida, no arriesgarse a conseguirlo te hace perder muchas papeletas de ser feliz.
Desde la comodidad de circular por la vía que nos facilitan, te aseguras un viaje. Es muy probable que el viaje de la vida que nos venden sea poco gratificante para muchas personas, e incluso repugnante para otras. Me incluyo en el segundo grupo, y hago caso a este Mirlo, aprendiendo a mirar cada día la vida de una manera distinta a como nos hacen verla.
Hasta ahí, y con sus trabas y consecuencias correspondientes, a veces duras, tenemos cierto grado de libertad de elección. El que sea capaz de trazar su propio viaje sin interferir para mal en el viaje de los que se aferran a lo seguro, que sepa que goza de mi simpatía.
Un abrazo a todos los seguidores del blog: un enamorado de la vida, y de la suya en particular.