La primavera pasada estuvo bien nutrida de formidables observaciones.
Un día más o menos despejado subí sólo al seno de la Cordillera Cantábrica. Avanzada la tarde, una tormenta de nieve y viento me alcanzaba (aunque no por sorpresa) y decidía pernoctar en una zona de pastos, con roquedos y escobales. Unos 0 grados, pero vientos muy fuertes bajaban mucho la sensación térmica, y era muy importante recogerse bien. Después de 16 horas envuelto en mi saco cual oso en su cueva, salgo. Aún con bastante viento, pero desapareciendo ya las nubes y por tanto las nevadas, que no la nieve, pude retomar la actividad fuera de mi saco. Los malos ratos del implacable tiempo, fueron sobrecompensados alguien que subía por los puertos a recogerse a su casa, donde pasaría el día. Su resistencia caminando frente al temporal. Su majestuosidad abriéndose camino nieve a través. Su trote lobero, hicieron que me rindiera ante las sensaciones provocadas.
Algo tiene este animal, reconocido tanto por seguidores como por detractores. Lo considerarán bueno o lo considerarán malo. Pocos, son los que se atreven a mostrar indiferencia. Hay una verdad tajante: El Lobo, es parte esencial de la montaña. Una montaña sin lobos, no es una montaña de verdad. Quien no quiere al Lobo, ¿qué espera de la montaña?
Os regalo 20 segundos de filmación aún no compartida. Si activáis el sonido a un alto volumen para meteros en la historia, podréis comprobar que efectivamente, el temporal aún estaba allí con nosotros dos. Espero que os guste.
Que envidia me da esos encuentros que te pegas por tu tierra. A ver si algun dia logro tener esos 20 segundos.
ResponderEliminarSaludos
Vaya despertar Máximo!
ResponderEliminarQue un día te comen los lobos!!!
Espectacular Máximo!!! Ahora tb. tuviste que aguantar lo suyo allá arriba... pero creo que merecieron la pena esos 20 segundos, verdad?
ResponderEliminarun saludo!!
Tremendos 20 segundos,fantasticos!!
ResponderEliminarUn saludo