Avanzamos hacia el solsticio de verano. Y estamos más cerca ya de este, que de su opuesto: el invernal. Los cambios, aunque a trompicones, dibujan una trayectoria gradual en los cambios del paisaje, que son los que conforman los eventos fenológicos.
Y ni siquiera en la fría Castilla pasa desapercibido este caminar. Heladas cada vez más débiles. Atrás quedaron aquellos amaneceres, habituales entonces, con temperaturas por debajo de los -5ºC. Hoy, apenas le da tiempo a la noche a romper la barrera de los cero. Y bastan entonces los primeros rayos de sol para disipar la fina capa de hielo, que sólo a la sombra de las jabinas (*) aguantan unos minutos más.
(*) jabinas: nombre local que se le da a las sabinas.
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