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domingo, 9 de marzo de 2014

Pito negro: una pasión

Tenía unos 19 años cuando llegaba la primera conexión a internet a casa. Había algo que llamaban correo electrónico, y que por lo visto había que tener. No sé en que revista, venía un disco que anunciaba que te daban una dirección de correo electrónico gratis. Qué curioso, ahora nadie se plantearía comprar una dirección de correo electrónico, pero basta con que te pongan "ahora gratis" para que creas que lo normal es que cueste dinero.
El caso es que como tenía una mente demasiado centrada en pájaros por aquel entonces, y uno de mis preferidos era el pito negro, el pájaro carpintero más grande de Europa, no me lo pensé mucho:
elpitonegro@loquefuera.com
No llegué a darle esa dirección a nadie (probablemente en aquellos años tampoco tendría muchos contactos con internet), y a los pocos días recapacité. Eso no era un nombre para un correo electrónico. Automáticamente pasé a ser elurogallo@loquefuera.es. Parecía más apropiada esta especie, y tampoco me disgustaba nada. Un bicho de monte, eso es lo que tenía que identificar mi correo.
Y es que el pito negro Dryocopus martius me fascinaba. Con 20 años localicé el núcleo de un territorio, y pasaba por aquel entonces muchas horas observándolos. Marchaba de casa en vacaciones diciendo que iba con un amigo para no preocupar, y lo que hacía en realidad era irme a un abrigo en una roca en mitad del hayedo. Allí ponía para dormir mi esterilla con mi saco. Pasé muchas noches de invierno en aquel abrigo natural. En una grieta de la roca, tenía envuelta una vela en plástico, que utilizaba para lucir. A pocos metros, tenía el centro de actividad de los pitos negros. Podía pasarme infinitas horas de observación, que no me cansaba de verlos.
Macho sobre nuestra posición. Observese la flexibilidad de las plumas de la cola, utilizada como tercer pie.

He llevado a muchas decenas de amigos o conocidos. Siempre en grupos pequeños. Siguiendo una metodología no invasiva en su actividad, ha permitido a muchos ornitólogos ver a este magnífico ave por primera vez, o si no, a muchas otras personas, tener unas observaciones de mucha calidad. Gente de muchas partes de España tendrá siempre en la memoria de su retina este territorio gracias a lo agradecidos que han sido los picones, como les llama mi tío. Debido seguramente, a un comportamiento siempre muy cauto. Ahora ya no voy tanto como antes, pero justo este fin de semana compartí allí una tarde con unos amigos. He de admitir que egoístamente los siento míos (afán protector). Cada vez que aparezco por allí y ellos aparecen, me emociono fuera de lo normal en mí. Ayer mis amigos no se dieron cuenta (creo), pero ocurrió. Supongo que todos tenemos varios rincones mágicos. Las experiencias, los recuerdos, las gentes que han pasado grandes momentos allí junto a mí...Si amigos, ayer por dentro, lloré.

4 comentarios:

  1. Para mí fue muy espacial y seguro lo recordaré siempre. Muchas gracias Máximo.

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  2. Gracias a vosotros Álvaro. Tuvisteis un comportamiento ejemplar. Yo tampoco olvidaré nunca esta jornada.

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  3. Un ave de la que no te cansas de escuchar y observar, con magia.
    Este fin de semana he podido oir su relincho y es una recarga de pilas y de adrenalina al instante.
    Un saludo Máximo

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  4. Preciosas tus explicaciones Máximo. Que bien explicas que lo que mueve nuestra sensación vital es tener motivaciones en la vida. Un abrazo Ignacio

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